20.12.09

Fuego cruzado

Después de un par de discos que intentaron captar un número más grande de adeptos, Blood Brothers vuelven a la carga con un nuevo disco, Young Machetes (V2/Sinnamon, 2006), que rescata su vena más incendiaria, mezclada convenientemente con todos aquellos elementos que hacen de la música de los de Seattle una experiencia que atraviesa las fronteras del hardcore.

Takeshi Kitano: bang-bang!

Johnny Whitney es, junto a Jordan Blilie, el máximo responsable de los berridos y chirridos un tanto espeluznantes –y a veces melodramáticos– que confieren a la propuesta de Blood Brothers un matiz de distinción. Hablamos con él por teléfono justo cuando acababa de salir de un restaurante de Glasgow, unas horas antes de su concierto, y quizá por el amodorramiento que a muchos les sobreviene después de comer sus primeras respuestas no pasaron de tercos monosílabos y de afirmaciones poco convincentes. Así, cuando le pedimos si Young machetes quería ser –como ellos mismos habían declarado anteriormente– un retorno a su sonido más duro, se hizo un silencio angustiante y finalmente respondió: «Sí, supongo». ¿Se entiende, entonces, que Blood Brothers han desistido en el intento de acercarse a un público más amplio, como intentaron hacer en Burn, piano island, burn (Artist Direct, 2003) y Crimes (V2, 2004)? «Nosotros empezamos tocando ante 25 o 30 personas y ahora lo hacemos ante 500 o 1000, como mucho. Somos conscientes que nuestra música no puede llegar a audiencias masivas». Ésta podría ser la razón por la cual Whitney y compañía han decidido reorientar su sonido hacia el caos primerizo de This adultery is ripe (Second Nature, 2002). Sin embargo, junto a los trallazos iniciales de «Set fire to the face on fire» y «We ride the skeletal lighting» nos encontramos también en Young machetes algunos disparos sueltos –puro fuego cruzado– que los Brothers dirigen hacia la música pop, como en el caso de la magnética «Spit shine your black clouds». «El hecho de que algunas canciones contengan elementos que se escapan del hardcore es debido seguramente a que nuestros gustos musicales son bastante eclécticos. Mark Gajadhar [batería] escucha sobretodo rap y hip hop; Morgan Henderson [bajista] está loco por la música clásica y el jazz; Cody Votolato [guitarra] tiene predilección por el country de The Band y el folk de Bob Dylan; Jordan y yo tenemos una formación musical más cercana al pop que al hardcore: mis referentes siempre han sido The Beatles, Nick Cave, Prince y The Rolling Stones». Aunque por separado transiten en órbitas musicales bastante lejanas, cuando los cinco Blood Brothers se juntan en el estudio consiguen un sonido desgarrador, basado a menudo en un caos regulado por normas que solamente ellos entienden. Para Young Machetes, compuesto y grabado entre abril y junio del 2006, contaron por primera vez con la producción de un santurrón de la escena hardcore estadounidense: Guy Piccioto, el que fuera guitarrista y vocalista –a tiempo parcial– de los Fugazi. «A Piccioto lo conocimos a través de Jordan, que en el 2005 grabó Head city wound (Three One G), un EP con Nick Zinner de los Yeah Yeah Yeah’s y con Justin Pearson y Gabe Serbian de Locust. Piccioto se encargó de la producción de ese trabajo y como Jordan quedó muy satisfecho nos propuso de contar con él para el nuevo disco de Blood Brothers. Ha sido una muy buena experiencia, tanto a nivel personal como creativo». Aunque estas últimas apreciaciones puedan parecer un tanto obvias, Young Machetes nos muestra, a lo largo de más cincuenta minutos intensísimos a unos Blood Brothers ansiosos por quemar y derrumbar todo lo que encuentren a su paso, con una colección de letras marca de la casa que añaden la guinda al pastel envenenado que nos sirven. «Cuando escribo las letras intento reflejar situaciones e imágenes angustiosas con las cuales no me siento a gusto. Siempre dejo fluir libremente la conciencia para no chocar contra límites ni prejuicios, y a veces puede ser que el resultado sea aparentemente sin sentido, como en el caso de ‘You’re the dream unicorn’, donde se suceden una serie de conceptos inconexos». ¿Podría ser que, después de todo, nos encontráramos ante un corazón herido por la literatura? «Leo bastante, sí, especialmente poesía –Allen Ginsberg y Ted Hugues son mis autores favoritos– y no me gusta que comparen mis letras con la narrativa experimental de autores como William Burroughs. No creo que tenga nada que ver, y personalmente tampoco creo que las canciones de Blood Brothers sean demasiado complicadas. A alguna gente le gustan las letras de Green Day, y a otros les interesan cosas un poco más elaboradas».


William S. Burroughs



Publicat a Mondosonoro (2006)

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